Tomar una decisión en este mundo tan acelerado se ha vuelto muy complicado, a pesar de lo recurrente que es en nuestras vidas. Debemos tomar decisiones todo el tiempo, en el trabajo, en la familia, en la pareja, en la calle, en nuestra economía, todo se trata de decisiones.
La diferencia entre una buena o mala decisión está muchas veces en la emoción en la que nos encontramos cuando lo tomamos. Si estamos invadidos por la rabia y en ese estado emocional tomamos una decisión esta viene acompañada de imposición, dominación y ego. Una decisión tomada desde esa vibración emocional puede que no sea la mas acertada y que luego al pasar la ceguera de la molestia nos demos cuenta que hemos cometido un grave error y después de que se ha derramada el vaso el agua no vuelve jamás al mismo estado.
Si por el contrario la emoción en la que te encuentras cuando debes tomar una decisión es el miedo, tu acción buscará hacerte retroceder como mecanismo de resguardo, en vez de enfrentar abandonarás toda posibilidad que se presente por esa necesidad de resguardo que viene del instinto.
Cuando la decisión viene de la culpa la consecuencia de esta será la autoflagelación y el remordimiento.
En cambio, si una decisión proviene de un estado emocional de alegría su acción será la de dar y compartir, si viene de la tranquilidad tendrás la oportunidad de ver, de observar las mejores opciones y optar por aquella que cause el mejor impacto en tu vida y en la vida de los demás.
Tomar una decisión requiere de tiempo, de esfuerzo, calma; esto no significa que te quedarás pensando toda la vida sin hacer nada, no se trata de que si lo que estás a punto de decir es muy importante para ti, para tu futuro, no debes hacerlo sin tener el estado emocional idóneo para que estés seguro o segura de que eso que estás decidiendo es lo que realmente tú deseas, necesitas, es lo que tú eliges.
Antes de tomar una decisión siente tus emociones, elige el mejor estado emocional antes de proceder, enfoca tus intenciones, analiza las consecuencias, el precio que tendrás que pagar por eso que decidas; esto no quiere decir que optes por lo más fácil, no siempre lo que nos gusta es lo que nos convence, hay decisiones difíciles, duras, pero necesarias para salir fortalecidos de un trance.
Conoce tus emociones y decide antes que otros lo hagan por ti.
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Excelente!!! Gracias por compartir
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