Cuando somos niños nos cuenta saber esperar por las cosas, ante un helado que no llega en el momento que lo pedimos o cuando nuestros padres nos dicen "ahora no, luego iremos al parque"
el berrinche por lo general es el síntoma común. Es normal en la infancia que no sepamos manejar la espera, pero ¿que pasa cuando somos adultos y la espera nos desespera?
Una persona que no ha cultivado el don de la paciencia, tiene mayores probabilidades de vivir una vida en sufrimiento, si ante cada cosa que no llega cuando esperas que llegue perdemos los estribos y nos desesperamos, nuestro cerebro entra en modo de defensa automática y la primera respuesta que se produce es la de huida rápida.
Huir de las situaciones o de los retos que se tardan más de lo esperado nos hará desistir antes de lo necesario. por eso la frase sabia de "la esperanza es lo último que se pierde", es importante saber esperar, para lograrlo debemos ejercitarnos en el arte de la paciencia.
Decía Immanuel Kant, filósofo prusiano, "la paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia, la debilidad del fuerte". La diferencia de vivir frenéticos y vivir el aquí y el ahora está en saber esperar, disfrutar del trayecto, del proceso; cada paso que das hacia el objetivo deseado es más importante incluso que el objetivo mismo, es lo que hará que la conquista se vuelva irreversible, pues lo aprendido en el camino será para siempre tuyo.
Saber esperar es parte de la evolución personal, se logra a través del autocontrol desarrollando a su vez tolerancia a la frustración, las cosas no siempre tiene o deben salir como tú las esperas, eso es lo interesante de la vida, no saber qué te depara la mañana, por eso es importante mantener en el aquí y en el ahora, mira la realidad en perspectiva, el vaso no está necesariamente medio vacío, esta seguramente medio lleno.
Algunas veces queremos que esa persona especial nos declare su amor ya, o que nuestro jefe nos dé el ascenso justo ahora, o ese viaje que tanto ansias, sin darnos cuenta que el mejor momento es aquel en donde todo sucede sin presionarlo, sin empujarlo, cuando una vera se forza termina por romperse, dejar fluir, el tiempo te dará lo que por derecho universal te corresponde, has en el presente lo necesario para que así suceda.
La sociedad moderna nos empuja constantemente al desespero, pero no hay peor enemigo para tus capacidades que él. Condicionamos tanto vida a planes futuros que desaprovechamos el momento en lamentos de lo que no tenemos y deseamos tener, desperdiciamos lo que sí poseemos.
Que rica estaba la comida, pero hubiese sido mejor si tuviera queso,
que buena estaba la playa, pero si tuviese más sombra sería mejor,
me gusta esta cuidad, pero si tuviera mejor transporte
Dejar ir esos pensamientos, mira desde otra perspectiva la realidad,
seguramente esa comida tiene muchas cosas que degustar o el mar está cálido o en esa cuidad hay muchas cosas divertidas y gente agradable a la que conocer.
Lo mejor siempre está por llegar, el secreto está en saber esperar y no desesperar
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