A pesar de su gran capacidad de adaptación, niños y niñas también son susceptibles a experimentar ansiedad o estrés en situaciones complejas.
En la actualidad los chicos y chicas han visto sus rutinas habituales interrumpidas, el regreso al colegio o los días vacacionales representan periodos muy marcados en la infancia. Es normal que ante estos cambios repentinos pueden aparecer emociones como el miedo y la frustración.
Por eso es importante que padres, madres y responsables cuenten con las herramientas indicadas para afrontar por medio de la inteligencia emocional los cambios.
Una manera de trabajar la ansiedad infantil es establecer rutinas amigables, que incentiven al chico o a la chica a mantener un horario. Esto le ayudará a bajar la ansiedad y mantener la mente concentrada en actividades de las que además sacará provecho a largo plazo, como los ejercicios físicos o una alimentación balanceada a sus horas.
Es importante evitar saturar al niño o a la niña con actividades, debemos determinar en esas rutinas espacios para el esparcimiento y el descanso. Un cerebro o cuerpo cansado se fatiga y pierde el interés.
Evitemos el adultocentrismo; es decir, la actitud que subestima el pensamiento y sentir de los y las más pequeñas. Escuchemos a nuestros hijos e hijas, permitamos que se desahoguen sin juzgarles. Cuando sea necesario aportemos contención física ya sea a través de un abrazo o verbal a través de palabras de aliento y comprensión.
Pregunte a sus hijos e hijas sobre sus emociones, sin invadir demasiado su privacidad, recuerde dar espacio para el desarrollo de su personalidad es importante para el proceso de identidad.
Comparta con los niños y niñas habilidades para controlar el estrés, como ejercicios de respiración. También puede intentar con juegos de mesa o lectura de cuentos. Si las señales físicas de la ansiedad son la hiperactividad recurra a actividades que requieran movimiento constante del cuerpo, al finalizar, después de haber drenado la energía acumulada, invítele a relajar su cuerpo y mantenerse tranquilo y en silencio descansando. Estar frente a la computadora o TV por más de una hora diaria no es recomendado.
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