Que hayamos terminado una relación con alguien no tiene por que significar que no queremos más a esa persona.
Así como dedicamos toda nuestra atención al amor hay que tener también mucho cuidado con el desamor.
No es necesario caer en una guerra para terminar con una relación, es posible hacerlo de una manera en la que no se exponga a ninguna de las partes al sufrimiento.
Para llegar a este punto es muy importante primero tener claro con uno mismo o una misma sobre lo que está pasando: se acabo el amor, se agotó la pareja.
Es importante actuar con honestidad, lo que más daño causa a veces no es la separación en sí sino las malas maneras que se ejecutan en el camino hacia la ruptura.
Una vez se ha perdido la esperanza en la relación lo más sano es actuar con sinceridad y no llenar de falsas expectativas a la otra persona, mientras mas largas le demos a este punto más dolorosa será.
Deponer los egos es muy valioso en estas situaciones en la que tantas emociones están a flor de piel. Una vez hayas planteado la necesidad de separarse permite el espacio para escuchar lo que la otra persona tiene que decir, tómate el tiempo de escuchar.
Si la manipulación se presenta deja claro que no estas dispuesto o dispuesta a caer en chantajes y que la decisión no tiene marcha atrás. Evita la ambigüedad.
Recuerda que por sobre todas las cosas debe prevalecer el respeto y el cariño, aunque el amor ya no esté presente, cuida tus actos y palabras, ten ética y pon en práctica la empatía, no hagas lo que no te gusta recibir.
Respeta los tiempos de cada persona, una vez que se plateó la separación, es importante que cada quien pueda comenzar por cuenta propia la reconstrucción de su espacio, la intimidad es importante es este proceso, deja que el tiempo sane las heridas antes de pensar en una amistad.
Si una vez unió el amor y los mejores sentimientos no debe terminar en tragedia, cuidarse mutuamente hará el proceso de superación más sencillo.
Otra forma de terminar de seguro es posible.
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