Por estos días la gran mayoría nos encontramos confinados en nuestros hogares siguiendo las indicaciones de los especialistas de la salud para evitar que el COVID-19, virus que azota a la humanidad, se siga propagando por el mundo.
De repente, sin esperarlo, debemos mantenernos encerrados. Esta situación sobrevenida por supuesto que nos ocasiona inestabilidad emocional, confusión, incertidumbre.
Ahora que debemos permanecer tanto tiempo en el mismo espacio la gestión de nuestras emociones cobra vital importancia, para sobrellevar cada día de la mejor manera.
Cada miembro de la familia atravesará por distintos episodios emocionales y los expresará de múltiples maneras.
Observar, escuchar sin juzgar, cada miembro de la familia manifestará sus emociones a lo largo de los días diferente manera.
Es importante respetar los espacios de cada quien, permitir que las emociones afloren, consolar sin emitir juicios. Busquemos maneras que nos permitan drenar lo que sentimos de alguna manera, eso sí, sin hacer daño a otros o a nosotros mismos.
Saltar varias veces y luego pegar un fuerte grito, agitar nuestro cuerpo, sacudirlo de lado a lado como si jugamos a ser una batidora, llorar si es necesario y cuanto sea necesario, distanciarnos dentro de casa por periodos de tiempo para permitir la auto reflexión.
Es importante que nuestras emociones salgan, contenerlas puede hacernos daño o convertirnos en una bomba de tiempo.
Establezcan rutinas que puedan realizar en grupo y otras que se deban realizar por separado.
Si alguno de los miembros del hogar requiere tiempo a solas para concentrarse en el trabajo o en los estudios este puede anunciarlo al resto, así puede evitar que le interrumpan y mantener la atención que necesita en sus labores.
Compartan la responsabilidad del hogar, distribuir las tareas del hogar hará que la carga del cuidado doméstico no se vuelva tediosa. Seamos más colaborativos, pongamos en práctica la empatía.
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