Para mucha gente permanecer dormido durante la noche resulta difícil y más cuando se pasa por circunstancias anómalas que pueden alterar la estabilidad emocional de manera repentina.
Preocupación, agotamiento o estrés muchas veces son las causantes del desequilibrio del sueño. Siempre ante cualquier síntoma es importante chequear todos los valores de nuestro cuerpo, eso para descartar en primera instancia que el insomnio pueda ser ocasionado por un malestar físico. Una vez cumplido este paso importante, antes de recurrir a la toma de pastillas, que muchas veces en vez de solucionar el problema lo que hacen es incrementarlo, creando dependencia o afectaciones hepáticas, existen otras posibilidades que podemos probar una y otra vez hasta alcanzar el objetivo: dormir bien.
La manera en la que nos alimentamos tiene mucho que ver con la manera en la que descansamos. Una dieta basada en carbohidratos, grasas y azúcares desacelera el metabolismo, haciendo que el cuerpo requiera de más energía.
El alto nivel de glucosa en sangre altera el sistema nervioso, produciendo irritabilidad e hiperactividad. Lo recomendable es mantener una alimentación balanceada rica en frutas y vegetales, mantenernos bien hidratados y evitar comer demasiado horas antes de dormir.
Es bueno hacer ejercicios durante el día, pero no excesivamente; unas dos horas antes de ir a dormir es importante procurar estar relajados, ejercitar la respiración antes de acostarse ayuda a mitigar la tensión corporal.
La cama debe ser un lugar sagrado en el que sólo deberíamos acudir para dormir o tener relaciones sexuales. Comer, trabajar, estudiar o discutir que deben procurarse fuera de las sabanas.
Las siestas en el día también pueden afectar la rutina del sueño. Es importante crear un condicionamiento mecánico y establecer horarios fijos para ir a dormir.
Si estas acostado y después de haberlo hecho pasan diez minutos y no logras conciliar el sueño, prueba levantarte y dirigirte hacia otro lugar de la casa que no se la habitación donde está la cama. Puedes hacer alguna otra actividad como leer o dibujar, trata de evitar la sobreexposición a pantallas de teléfonos móviles, ordenadores o Tv, sus ondas sonoras o estímulos visuales pueden incrementar la sobreexcitación. Una vez te sientas somnoliento vuelve a la cama, si al cabo de diez minutos no logras dormirte repite la receta, tantas veces como sea necesario.
Es importante que crees un hábito, que acostumbres a tu cuerpo y tu mente a tener un ritmo diario. La repetición es clave para lograrlo.
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